lunes, 28 de enero de 2013

Sunjata & Chaka. Vidas paralelas (5): Forjadores de entidades históricas

Conclusiones
Sunjata y Chaka llegaron al poder en contextos totalmente distintos que ya hemos explicado. Sus contextos caracterizaron sus personalidades y sus posteriores reinados. Hemos visto algunos detalles que jugaron un papel axial en la formación de ambos individuos, conduciéndolos por caminos diferentes. Fueron iniciadores de etapas históricas de una importancia vital en la historia del continente africano. Encarnaron precisamente las figuras que se necesitaban en esos momentos, llegaron al poder en el momento más oportuno, respondiendo a necesidades diferentes que empiezaban a dibujar sus políticas. Fueron, sobre todo Chaka, productos de su propia época.

Fotografía de guerreros zulú a finales del XIX
Tras ver sus vidas, entendemos que el recuerdo de Sunjata sea más amable que el de Chaka. Sin embargo, también entendemos por qué Chaka actuó de una determinada manera y por qué Sunjata lo hizo de otra. Probablemente sean dos individuos de difícil comparación al ser sus personalidades casi radicalmente diferentes, pero con certeza palmaria podríamos asegurar que sus vidas ayudan a entender en gran medida el período en el que ellos vivieron y el legado que heredaron sus sucesores. Como ya hemos mencionado en la introducción, resulta tremendamente interesante ver como dos vidas que podrían haber convergido pese a la distancia cronológica, divergieron por un seguido de pequeñas diferencias que derivaron en la forja de dos entidades históricas (mandinga y zulú) que aún hoy perduran.  

Este trabajo, más que investigar, pretendía exponer. Exponer las vidas de dos personajes cuyo legado histórico perdura aún en los pueblos africanos. Tan importante como sus reinados fue el período que los precedió, donde ambos fueron formándose como hombres y reaccionaron a los abrojos e impedimentos que encontraron en sus caminos.

Sin lugar a dudas, los nombres de Sunjata Keita y Chaka Zulú deben estar subrayados y en negrita en los libros de historia y en las conciencias africanas, pero también deben estar presentes en los manuales de Historia Universal. Dos individuos tan interesantes y determinantes en el futuro de un continente no pueden eludirse como si jamás hubieran existido, su conocimiento es fundamental para entender los pueblos africanos que hoy viven donde ellos lo hicieron siglos atrás.

sábado, 26 de enero de 2013

Sunjata & Chaka. Vidas paralelas (4): Las batallas decisivas, el ascenso al poder.


Las batallas decisivas, el ascenso al poder.
Como era habitual en aquellos días de principios del siglo XIX, Chaka, una vez situado a la cabeza de su clan, emprendió acciones contra pueblos vecinos, iniciando incursiones bélicas que se enmarcaron dentro de esa lucha por el espacio vital a la que hemos hecho referencia en el segundo apartado. Acabó con los ngoana y se le prometió la mano de la hermana preferida de Dinguiswayo. Éste realizaba guerras de conquista en las que se enmarcaban las acciones de Chaka, pero cometió la imprudencia de desmovilizar a sus tropas demasiado pronto. Su enemigo, Zwide, aprovechó la situación para atacarlo inesperadamente, capturándolo y ejecutándolo. Chaka se encontró con la cabeza del soberano empalada en la plaza pública, ante la sede del consejo. En un contexto de profundo miedo en el que Zwide continuaba en campaña, los regimientos eligieron a Chaka como comandante en jefe. Era un militar sanguinario, pero fue su destreza estratégica la que permitió la evolución y sublimación paulatina de un ejército que pasó a luchar movido por las directrices que dibujaba su nuevo líder. Aplicó nuevas estrategias y formas de lucha, en lo que sería un avance de su política militarizada posterior. Consiguió derrotar a las tropas de Zwide, que huyó y murió al poco tiempo. De este modo, Chaka se erigía como el jefe de la mayor parte de las tribus del pueblo nguni.

Antes de explicar la batalla que alzó a Sunjata a lo más alto, es adecuado hacer dos referencias que forman parte de la leyenda. En primer lugar, se nos dice que el mejor general de Sumaoro, Fakoli Koroma, sufrió el engaño de su mujer con su propio soberano, cosa que despertó en él el fuego de la venganza, abandonando al monarca y uniéndose a las tropas del joven Keita. Por otra parte, la leyenda cuenta que la hermana de Sunjata consiguió, mediante un sutil engaño, percatarse de cuál era el punto débil de Sumaoro: sólo podrían matarlo con un espolón de gallo blanco. Este episodio probablemente esté relacionado con el descubrimiento de algún veneno determinado utilizado en las puntas de flecha, veneno cuyo secreto era guardado por las gentes de Sosso.
Por todo esto, parece que Sunjata encaró la batalla en ciernes desde una posición de relativa ventaja sobre su rival. Ante la inminente llegada de las tropas de Sunjata, los clanes malinké se movilizaron y formaron sus propios ejércitos, que no dudaron en sellar una alianza y colocarse bajo la dirección de Sunjata. La batalla decisiva tuvo lugar en Kirina, una localidad difícil de situar, aunque se cree que podría estar entre Bamako y Kangaba, en la orilla izquierda del Níger. Allí se enfrentaron dos grandes ejércitos (es una tarea imposible precisar el número de combatientes, pero parece claro que eran dos ejércitos numerosos). La derrota de las tropas de Sumaoro fue completa, las tropas se desbandaron y su comandante huyó, Sunjata lo persiguió sin alcanzarlo. Se dice que también pudo morir, pero su cuerpo jamás fue encontrado en los campos de Kirina. Esta victoria sellaba definitivamente la alianza entre clanes y preludiaba la expansión del Islam por el Manding (Sunjata fue protector de los musulmanes).
De este modo, Sunjata se erigía como el soberano de un incipiente imperio que dominaría el África occidental durante siglos.

Es fundamental para entender los reinados de nuestros dos protagonistas fijarse en el carácter intrínseco de sendas batallas. Mientras que Sunjata luchaba por la liberación de su pueblo de las fauces de un cruel soberano que sometía a durísimas exacciones a toda la población, Chaka luchaba para vengar al jefe caído y acabaría imponiendo otra fuerza conquistadora como la suya. Ya desde el principio Chaka basó su política en las campañas por la conquista de territorios. Sunjata, por su parte, dedicó su atención en otros menesteres, pese a que después de Kirina conquistara grandes territorios con el apoyo de sus eficaces generales. El objetivo de Chaka no era la liberación, sino la conquista.

jueves, 24 de enero de 2013

Sunjata & Chaka. Vidas paralelas (3): Exilio, la gestación de dos leyendas.


Exilio, la gestación de dos leyendas.
Detengámonos en primer lugar en las causas de sendos exilios. Empecemos por Chaka, del que ya hemos dado alguna pincelada en el apartado anterior. El desprecio de las coesposas de Nandi se tradujo en un complot, urdido maliciosamente, con el cual chantajearon y amenazaron a Ngakona, quien se vio obligado a ceder para preservar su prestigio, enviando a Chaka y su espléndida madre de vuelta a la aldea de ésta. Comenzaba así el martirio de Chaka, una vida llena de bromas excesivamente pesadas, humillaciones  y aprensiones. De vuelta a la aldea materna Chaka se empleó como pastor, fue tratado como un bastardo y maltratado por sus camaradas. Recibió palizas y agresiones ininterrumpidas hasta que un día quedó tendido en el suelo, creyeron haberlo matado pero lo que esto supuso realmente fue un punto de inflexión en la vida del joven pastor. Ante la desgracia, el joven Chaka reflexionó y se endureció. Tal reacción no hubiera sido posible sin su considerable fuerza física. Pronto empezó a tener éxitos. Atrajo a amigos, algunos convencidos y otros vencidos, que lo apoyaban y, finalmente, en este mundo de pastores, logró imponerse como jefe. La leyenda dice que mató a un león y salvó a una niña de las fauces de una hiena, tales hitos fueron vinculados con la magia. Su fama crecía exponencialmente. Cuando sus hazañas llegaron a oídos de sus hermanastros, Chaka temió por su vida y se refugió en un lugar parecido al que fue Sunjata en su exilio.

Dibujo de Sunjata Keita
Para entender el exilio de Sunjata tenemos que hablar inevitablemente del contexto en el que se produjo. Como ya hemos dicho, el reino de Ghana había decaído, abriendo así un período en el que diferentes estados trataron de ocupar ese vacío en el poder hegemónico. Era necesario saber quién iba a tomar el relevo en el control de las vías comerciales y de las zonas auríferas. El primero en postularse como sucesor de Ghana fue el reino sosso de Kaniaga. En tiempos de Sunjata, Sumaoro Kanté (1200-1235), miembro más célebre de su dinastía, era quien detentaba la soberanía sosso. Este soberano presentó su candidatura para la hegemonía sobre el África sudánica occidental. Empezó a conquistar territorios. Parecía destinado a ejercer su dominio sin oposición, sin embargo, más al sur empezó a elevarse la estrella de Mali. Sumaoro era consciente de que no conseguiría consolidar plenamente su poder sin controlar completamente los campos auríferos del sur. Así, emprendió su viaje hacia el dominio de las regiones al sur del Estado sosso, apoderándose de la región de Buré. Los sosso controlaron las ciudades caravaneras y cargaron de tributos a las regiones conquistadas. En su conquista del Manding, el rey Kanté mató a un considerable número de príncipes, no fue el caso de Sunjata, quien se libró de la matanza precisamente por su enfermedad. Era de suponer que un niño tullido no representaba un gran peligro. Los actos de despotismo de Sumaoro se sucedían y un día, el joven Keita, reaccionando ante la miseria de su patria maltratada (según una versión de la historia) decidió levantarse en armas. Cuenta la leyenda que pidió a los consejeros de su padre que le trajeran una barra de hierro para poder levantarse; la primera barra se dobló y se partió bajo su peso, otras dos barras siguieron la misma suerte hasta que alguien decidió que era una buena idea darle el bastón de comandamiento de su padre y así, apoyado en la insignia real, Sunjata pudo al fin erigirse sobre sus piernas. Era el inicio de una augusta historia. 
Sunjata se enfrentó a su hermano mayor, que había aceptado la existencia del estado hegemónico sosso. Estas discrepancias con su hermano fueron las que motivaron el exilio de Sunjata y de su madre, a quienes acompañaron los seguidores del primero. Recorrieron África del oeste, refugiándose ante la continúa hostilidad sosso. Posiblemente fue en Mema donde se estableció. El rey de Mema, Mansa Tunkara, lo acogió, apreciando la bravura del joven Keita y confiándole responsabilidades. Por su parte, Sumaoro seguía imponiendo dolorosas exacciones en el Manding, provocando que los malinkés quisieran revelarse. El hermano de Sunjata, el rey, huyó. Esto motivó que un consejo de ancianos reclamara su ayuda. Lo encontraron en Mema. El rey le dio un contingente de soldados y Sunjata fue formando una coalición a su alrededor, reuniendo un gran ejército en 1234. Se puso a la cabeza de una vasta confederación de pueblos unidos por un juramento que denotaba una violenta voluntad de liberación.

Retornemos ahora a Chaka para poder entroncar su situación a la de Sunjata. Habíamos dejado a Chaka temiendo por su vida y recurriendo al exilio. Como Sunjata, Chaka se refugió en la corte de un soberano, en este caso en el de su padre, jefe de todos los clanes nguni: Dinguiswayo. Aquí, Chaka se transformó en un guerrero de coraje extraordinario, de energía implacable, exento de piedad. Arrebató a los guerreros nguni sus condecoraciones, convirtiéndose en el brazo derecho de Dinguiswayo, y en su portavoz. Cuando murió su padre, Chaka tuvo el apoyo del gran soberano para recuperar su herencia legítima. Asesinó a parte de sus mediohermanos y se convirtió en jefe de su clan.


Llegados a este punto, hemos visto que ambos exilios fueron motivados por cuestiones similares, que se resumen someramente en confrontaciones con sus hermanos. También se ha recalcado que los dos jóvenes se refugiaron en la corte de sendos soberanos que les dieron su apoyo, algo fundamental en los sucesos inmediatamente posteriores. Aquí, pues, hemos visto más similitudes que diferencias. Sin embargo, empieza a quedar patente el marcado carácter de Chaka en contraposición a Sunjata, que parece ser más sereno y cultivado. Sunjata emprendió su regreso al Manding debido a la llamada del consejo de ancianos, al frente de un ejército que tenía por objetivo liberar a su pueblo de la opresión sosso. Ahora resta ver como Chaka llegó a ponerse al mando de un gran ejército si, de momento, era tan solo un jefe de clan.

miércoles, 23 de enero de 2013

Sunjata & Chaka. Vidas paralelas (2)


Nacimiento y primera infancia
Antes incluso de nacer, el contexto y la forma en que sus padres se relacionaron fueron distintas. Sunjata nació en un tiempo en el que el gran reino de Ghana acababa de periclitar, iniciándose así una carrera por ver quien ocupaba ese gran vacío de poder. Chaka, por su parte, nació en una época de lucha por el espacio vital, los bóers rechazaban a tribus ocupando sus zonas y estas, a su vez, acababan por desplazar a otras tribus. Era un contexto presionante en extremo, en el que diversas tribus luchaban entre sí por las tierras que ocupaban. La tribu de Chaka, los nguni, eran más ganaderos que agricultores, lo contrario que pasaba en la zona del Manding.

Dibujo de Chaka Zulú
Tras este breve apunte contextual, creemos que resulta muy interesante ver los avatares  que configuraron la gestación de ambos personajes. Sunjata fue hijo de un rey; Chaka hijo de un jefe de clan. En esto se parecen, aunque la soberanía y poder del progenitor de Sunjata era mucho más importante y relevante que el de Chaka. Sin embargo, esta similitud encuentra varios puntos divergentes que empiezan a dibujar lo que serán ambos individuos. Mientras Sogolón Konté, madre de Sunjata, fue desposada por Naré Famaghan tras recibir un consejo de un sabio griot; Nandi, madre de Chaka, fue desposada tras haber quedado encinta después de que Ngakona (padre de Chaka) se prendara de ella. Esto ya supone algo importante, una esposa era aceptada con resignación, mientras la otra era querida antes incluso de desposarse. El contraste entre estas dos mujeres es clamoroso, Sogolón era una mujer extraña, jorobada, muy lejos de alcanzar la beldad y brillantez de Nandi, cuyo nombre significa “la deliciosa”. Ninguna de las dos fue la primera mujer de sus respectivos maridos, Famaghan ya tenía una esposa y Ngakona tenía otras tantas, pero ninguna de ellas le había dado un hijo varón; ese fue Chaka, su primogénito masculino. Sunjata nació enfermo, no podía caminar y gateó hasta los siete años. Chaka, por su parte, fue el preferido de su padre, pese a que tuvo otros hijos varones con sus otras esposas.   

Hay que destacar el desprecio al que fueron sometidos madres e hijos por sus respectivas coesposas. Sogolón fue denostada por su aspecto y sus debilidades físicas básicamente, pues en lo que se refiere a inteligencia y poder espiritual estaba unos pasos por delante de su viperina coesposa. Su hijo Sunjata también fue vilipendiado por su minusvalía; Nandi, por su parte, también fue víctima de tal desprecio pero el origen de éste era diametralmente opuesto. Como ya se ha dicho, ella y su hijo se convirtieron en los favoritos de su padre, la envidia afloró entre sus coesposas, una envidia nacida de las cualidades y virtudes de Chaka y su madre. Este desprecio se tradujo en el exilio de Chaka. El de Sunjanta fue diferente, con unas motivaciones distintas, aunque con alguna semejanza. Ambos exilios los trataremos en el siguiente apartado.

En resumen, tenemos dos niños radicalmente opuestos, uno débil y enfermizo, otro fuerte y vivaz; y lo mismo ocurre con sus madres. Veremos cómo ambos superaron esta situación, veremos cómo el contexto los marcó profundamente y cómo sus cualidades enmarcaron sus respectivos caminos. Ya desde la tierna infancia nuestros dos personajes tuvieron que enfrentarse a dificultades ajenas a ellos. Cómo lucharon contra estas dificultades deviene otra gran diferencia entre ambos. El trato que recibieron también lo fue. Chaka, que tras leer estas líneas parece el más dotado para sobrevivir en un ambiente hostil, fue quien tuvo que soportar, y soportó, grandes desventuras cuya superación marcó el carácter audaz y guerrero que más tarde lo caracterizó.

Por último, resulta interesante ver como el destino de Sunjata parece estar escrito ya en el momento en que el griot aconseja a su padre elegir a Songoló como esposa. Parece que, pese a todas las vicisitudes que pueda encontrarse, el destino depara algo realmente grandioso para él. Chaka, en cambio, parece fruto de una casualidad, un capricho que pudiera catalogarse de libidinoso, y su destino parece prepararle un oscuro escenario.

martes, 22 de enero de 2013

Sunjata & Chaka. Vidas paralelas (1)

En el marco de la asignatura de Historia de África en el Grado de Historia de la Universidad de Barcelona, pude realizar un trabajo que hoy me gustaría rescatar. Se trata de una comparación entre dos de las figuras históricas más relevantes para el continente. Dos hombres que cambiaron el devenir de sus gentes y establecieron unas bases aún hoy presentes en las sociedades del Manding y del África Austral. Sunjata Keita y Chaka Zulú.


Introducción

Sunjata Keita (s. XII) y Chaka Zulú (finales del s. XVII, principios s. XIX), magníficos personajes que devinieron leyenda y cuyas epopeyas son aun recordadas por los pueblos que ellos mismos se encargaron de forjar. Sus hazañas y acciones han perdurado en el tiempo, convirtiéndose en las figuras más relevantes de un pasado glorioso. Son individuos capitales en la historia de África, sin ellos no podría entenderse el presente de las zonas occidentales, por una parte, y de las surorientales, por otra. Cambiaron el curso de su historia y lo encauzaron como creyeron y pudieron. Cinco son los siglos que separan a uno y otro, pero la lejanía temporal no ha sido obstáculo para que entre ambos se establecieran diáfanas similitudes. Hablamos de su vida, de lo que cuenta la leyenda, más concretamente, de la historia oral que perdura. Cuando empezamos a aproximarnos a ambos, las similitudes que van desde el momento del nacimiento hasta la llegada al poder son tan clamorosas que resulta imposible vulnerarlas. Por ello, este trabajo tenía por objetivo original elaborar una comparación que nos permitiera resolver una pregunta tan simple como poco original: ¿las similitudes en sus vidas son fruto de una llamativa casualidad o, por el contrario, se debe a una causalidad por la que, para elaborar la figura feroz de Chaka, se recurrió a reminiscencias de un pasado alejado? Alrededor de esto tenía que girar este trabajo, una pregunta que pasaba a ser axial para nuestra interpretación. Sin embargo, esta incógnita que tan apasionante nos parecía al principio pasó a ser una pregunta vana tras leer la obra del erudito ruso Vladimir Propp; en ella expone el origen histórico de los cuentos maravillosos o fantásticos, de esta manera también habla de las epopeyas y leyendas, de las que dice que son universales, que observan un patrón común entre ellas. Por lo tanto, las semejanzas entre mitos, leyendas o epopeyas, resultan ser la regla y no la excepción debida a algo tan concreto como lo que nosotros queríamos plantear; ni casualidad ni causalidad, simplemente las figuras mito-épicas suelen coincidir al ser un fenómeno universal.


Por todo esto, debemos dirigir este trabajo por otros derroteros. El camino que hemos elegido no dista demasiado del primigenio, pero adquiere otras connotaciones que pueden resultar más interesantes una vez rechazada la primera hipótesis, rechazada incluso antes de elaborarse con firmeza. Si las semejanzas entre la vida de ambos responden a un patrón universal, lo interesante y llamativo pasan a ser sus diferencias. Proponemos que son esas diferencias, por pequeñas e insignificantes que parezcan, las que marcaran el devenir de sus vidas y, por ende, el de sus reinados. Cada instante, acción, situación o suceso divergente resulta fundamental y explica muchos rasgos de estos imponentes individuos. En las diferencias hallamos aquello que los caracterizó, aquello que nos ayuda a entender por qué actuaron de una determinada manera y no de otra, y de qué forma son recordados por su pueblo. Recurramos ahora a una curiosa analogía: si Sunjata y Chaka fueran un metal dispuesto a moldearse en la fragua, veríamos como ambos compartirían yunque, incluso serían percutidos por un mismo mazo, sin embargo son metales de naturaleza diferente y sus forjadores también serían hombres distintos, casi opuestos entre sí, repercutiendo esto en el resultado final. En su forjado encontramos muchas pistas de cómo forjaran ellos mismos sus respectivos imperios. Empezamos de esta manera la aventura de localizar e identificar aquellas diferencias que fundamentaron los procesos vitales de Sunjata y Chaka hasta su llegada al poder, aquellos aspectos que marcaron perennemente sus personalidades, esbozando así el futuro de su historia y la de sus pueblos.